La traducción jurada de documentos del registro civil, y la traducción jurada en general, lleva consigo algunas discrepancias en cuanto a la forma de traducir algunos aspectos característicos de estos documentos.

En este artículo vamos a intentar aclarar algunos de estos puntos y, para ello, es importante tener en cuenta la falta de normalización al respecto.

Tanto los destinatarios como los clientes de la traducción jurada suelen entender que la mejor forma de traducir un documento de registro civil es la literal, pero, desde el punto de vista del traductor jurado, esta forma de traducir puede resultar inapropiada en muchos casos.

Mediante la Orden del Ministerio de Asuntos Exteriores de 8 de febrero de 1996 por la que se dictan las normas sobre los exámenes para nombramiento de Intérpretes Jurados, se establece la obligatoriedad de incluir el sello, la firma y la certificación del traductor jurado, por lo que se deja a la libre elección del traductor la forma de abordar la traducción jurada. Por lo tanto, queda patente que no existe una única forma estandarizada y obligatoria de traducir documentos legales.

Los modelos de traducción jurada

Con el objetivo de cubrir dicha falta de normalización, en España han surgido distintos modelos, entre los que destacan el modelo UGR (de la Universidad de Granada) y el modelo APETI, el de Duro Moreno o las Normas transitorias para el ejercicio profesional de los intérpretes jurados. En los distintos modelos se recomiendan criterios de traducción como, por ejemplo, la inclusión de una certificación al principio del documento, la firma y el sello en todas las páginas del documento, el entrecomillado del texto traducido y el uso de corchetes para incluir aclaraciones, la descripción de espacios en blanco, elementos gráficos, manuscritos, etc. No obstante, cada traductor jurado aborda estas estrategias según lo aprendido en su día o según sus propios criterios personales.

Por otro lado, en la traducción jurada de documentos oficiales existe unanimidad en ciertos aspectos como, por ejemplo, el uso de corchetes para describir sellos, firmas y cualquier otro elemento gráfico.

Los elementos de las legalizaciones se suelen traducir íntegramente debido a las exigencias de literalidad y porque, además, no es legal reproducir elementos gráficos en una traducción jurada.

La traducción jurada de fechas

Un aspecto muy importante que se debe tener en cuenta en toda traducción, y no sólo en la traducción jurada, es la traducción de las direcciones postales, ya que éstas atienden exclusivamente a la necesidad de identificación y no a la de comprensión. Es necesario transcribir todas las palabras de la lengua original, aunque pudieran tener otra traducción en nuestra lengua. La única parte de una dirección postal que se debería traducir es el nombre del país.