A menudo se asume que traducción e interpretación son lo mismo y que tanto traductores como intérpretes realizan el mismo trabajo. Pero, a pesar de que ambas disciplinas comparten el objetivo de superar las barreras lingüísticas y cumplen funciones similares, existen algunas diferencias fundamentales entre el trabajo de un traductor y el de un intérprete.

Diferencias entre el trabajo de un traductor y el de un intérprete

Existe una diferencia básica entre traducción e interpretación: la primera es una actividad que consiste en transferir el contenido de un texto en un idioma (llamado texto origen) a otro equivalente en otro idioma (llamado texto meta) en soporte escrito. Mientras que la segunda radica en el traspaso de un mensaje oral escuchado en un idioma y retransmitido en otro.

El traductor reproduce en el idioma de destino el contenido de un texto escrito en el idioma de origen. Durante este proceso, el traductor tiene la responsabilidad de investigar la terminología específica y encontrar equivalencias adecuadas para garantizar que el texto traducido sea fiel a su versión original y cumpla el objetivo deseado.

El intérprete escucha el mensaje de un orador en el idioma de origen y reproduce el mensaje en el idioma de destino, sin ayuda o investigación de ningún tipo, para que el público receptor pueda entenderlo en el mismo momento. El servicio de interpretación más común es la interpretación de conferencias, ya sea interpretación simultánea o interpretación consecutiva. Pero también existe la interpretación en el sector público (en colegios, hospitales, comisarías, juzgados, etc.), la interpretación de negocios, la interpretación diplomática y la interpretación de lenguaje de signos.

Diferencias entre el trabajo diario de un traductor y el de un intérprete

La rutina diaria de un traductor es diferente a la de un intérprete. Por lo general, el traductor trabaja desde su casa y pasa gran parte del día sentado frente al ordenador. Con la ayuda de diccionarios, manuales y glosarios, el traductor transfiere el contenido de un texto del idioma origen al idioma meta. 

Por otro lado, el día a día del intérprete es mucho más dinámico, dado que tiene que trasladarse a los lugares donde presta sus servicios de interpretación. Además, el intérprete debe interactuar constantemente con las demás personas y relacionarse con ellas, llevando así una rutina laboral más sociable que la del traductor, cuyo contacto con los clientes suele limitarse al intercambio de correos electrónicos y llamadas telefónicas.